Secretos de la vieja Europa

11 de Septiembre de 200810:22
Con una larga historia de persecuciones, la comunidad gitana constituye el 2% de la población de la Unión Europea. El horror no acabó con el fin del nazismo. En los últimos años se supo que en la República Checa, Eslovaquia y Hungría se están aplicando políticas de esterilización contra mujeres gitanas, sin su consentimiento. Algo parecido ocurrió en Suiza, Suecia y Noruega. Historias, campañas y silencios narrados por el escritor Jorge Nedich, argentino y gitano.
 

Desde su llegada al continente europeo en el siglo XIV se ha intentado eliminar la llamada "plaga gitana" de diversas maneras. Alguna vez fue el encadenamiento de las extremidades atadas a la montura de dos caballos cuyos jinetes hacían correr en direcciones opuestas, despedazando a hombres, mujeres y niños. Otras veces fue la conversión forzada de la religión natural al catolicismo. Y así como también se pasó por la llamada "limpieza de sangre", existieron otras tantas políticas tendientes a eliminar a los gitanos de la faz de la tierra. La más conocida, en el siglo XX, tuvo lugar en plena barbarie del régimen nazi que acabó, entre otras, con 500.000 vidas gitanas.
Finalizada la guerra se impuso en 1948 la institucionalización de los Derechos Humanos, lo que suponía una bisagra en la historia del hombre. Sin embargo, estos derechos fueron avasallados desde el mismo día de su creación cuando a las víctimas gitanas de ambos sexos castradas y esterilizadas en la preguerra y durante la misma, fuera y dentro de los campos de concentración, se les negó la posibilidad de tener una defensa justa. Durante el juicio celebrado en Nuremberg, el fiscal jefe de la Corte, el juez norteamericano Robert H. Jackel, dijo de muy mal humor que no estaba allí para defender a los gitanos; esto fue determinante para impedirles que obtuvieran una indemnización. El argumento de los jueces para rechazar su reclamo fue que la castración no implicaba una merma en la capacidad laboral de las víctimas.
A los familiares directos de aquellos que fueron asesinados se les concedió el equivalente a mil dólares por cada vida. Tampoco se tuvo en cuenta los experimentos químicos realizados con los bebés nacidos en cautiverio, ni con los grupos de niños coordinados por Josef Mengele. A tal punto llega el desprecio por los gitanos y por su dolor que esas tumbas, como las de sus mayores, que yacían en el campo de concentración de Staro Sajmiste, cerca de Belgrado, no se identificaron hasta 2007.
Paradójicamente, el régimen comunista, a la vez que esterilizó a miles de mujeres, mejoró la situación de salubridad, escolaridad y viviendas del pueblo gitano, reparando situaciones de más de 400 años de extrema indigencia, elevando el nivel educativo, cultural y económico del grupo. Una vez caído el Muro llegó la ansiada libertad pero también aparecieron el desempleo y la pobreza, la corrupción se hizo visible y el nivel cultural y socioeconómico de los gitanos volvió a la categoría de la indigencia. La esterilización forzada cesó de manera formal al llegar la democracia, pero siguió de manera informal.
Con la miseria, los gitanos recobraron su fisonomía aterradora y ya la sociedad los encuentra nuevamente a mano para descargar sus sentimientos. Con un argumento que se vale del odio racial, se combate a los hijos de la indigencia, no a la indigencia. Sólo el racismo es capaz de decidir quiénes pueden vivir y quiénes no.
FANTASMAS DEL ESTE EUROPEO. Estados como la República Checa, Eslovaquia y Hungría cometen delitos de lesa humanidad desde el año 2001 en adelante. Se trata de la esterilización de un número impreciso de mujeres sin su consentimiento, y sin que ninguna entidad política haya reclamado por ellas.
Los derechos reproductivos forman parte de los principios básicos internacionales de derechos humanos, como el derecho a la vida, a la integridad física, a los servicios de salud, a no ser sometido a torturas, a la libertad y la seguridad de la persona, a la vida familiar y privada, a decidir libremente sobre el número de hijos y el intervalo entre ellos, a la libertad de expresión, a recibir e impartir información, al matrimonio y a formar una familia, a la no discriminación. Todos esos derechos, y el derecho a la educación, están garantizados por diversas convenciones y pactos internacionales.
En 2005, después de la llamada limpieza étnica en la ex Yugoslavia, durante la cual se sospecha que fueron asesinados más de cuatrocientos mil gitanos, se lanzó, con el apoyo del Banco Mundial, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Unión Europea, un plan de acción conocido como "Década para la integración de los gitanos" que buscaba favorecer su acceso a la vivienda, a los planes de salud y trabajo en nueve países de Europa del Este y en los Balcanes.
A tres años de ese lanzamiento el resultado es calamitoso: los Estados tomaron ese dinero pero no ejecutaron los planes, y la malversación de fondos, que no es más que un eufemismo para suavizar el robo descarado a los más débiles, sigue impune. El Parlamento Europeo redondeó la tarea con leyes persecutorias que criminalizan la migración pobre y las mismas se aprobaron con plena conciencia de que los gitanos son apenas tolerados en tiempos de paz y los primeros en sufrir la represión y la violencia en tiempos de recesión o conflictos.
Los antiguos griegos tenían para sus hijos la democracia y la Paideia. A los bebés que parían sus esclavos, en cambio, los esperaba la muerte. Los países denunciados por la esterilización forzada han superado a los griegos: no esperan el nacimiento de los niños gitanos, les niegan la posibilidad de nacer.
En julio pasado un grupo de mujeres gitanas relató su experiencia durante el Congreso Mundos de Mujeres 2008. Dejaron en claro que después de cinco años de acciones y reclamos, los países implicados aún no han ofrecido disculpas ni reparos por los daños causados a las víctimas.
La dirigente gitana Ostalinda Maya Ovalle aseguró que "se tiene la certeza de que otras mujeres han sido esterilizadas en Suiza, Suecia y Noruega". El trabajo de investigación está enfocado en esos tres países. Sus gobiernos todavía no han aceptado que esto ha sucedido.
UNA FIRMA EN UN PAPEL. Las gitanas están expuestas a ser esterilizadas sin su consentimiento o bajo coacción por médicos de hospitales públicos, según denunció en 2003 la organización Center for Reproductive Rights (CRR), que ha descubierto 110 casos de mujeres intervenidas durante partos con cesárea, entre las que había menores.
La reacción del gobierno eslovaco ha sido la de plantear dos demandas: contra quien resulte culpable de ocasionar daños a la salud y contra los autores del informe por no haberlo notificado a las autoridades. "Cuando llegué al hospital sabía que me iban a hacer una cesárea desde el sexto mes de embarazo, porque traía gemelos. Antes de darme el alta, me pusieron un papel para firmar, pero no sabía qué era y tampoco me lo explicaron. Luego me dieron un parte médico donde dice que fui esterilizada." El testimonio pertenece a Elena, de 32 años, una mujer de etnia gitana que vive en Richnava, Eslovaquia.
Natalia Alonso, experta de Amnistía Internacional, cuenta: "En Eslovaquia, por lo general, los gitanos viven en campamentos instalados en las afueras de las ciudades. Por el difícil acceso a las escuelas, los niños pequeños no asisten a un jardín de infantes. Al llegar a la primaria, como no hablan bien el eslovaco, los condenan a escuelas especiales para discapacitados. En otros casos asisten a escuelas y colegios donde los separan de los demás chicos eslovacos y los sientan en aulas diferentes. Esta segregación conduce al abandono escolar temprano, que a su vez condena al desempleo. Sin trabajos dignos y bien pagados, las familias de gitanos se ven privadas de lo básico: vivienda, salud y otra vez educación".
AUSENCIA POLÍTICA. Amnistía Internacional considera que la participación de los gitanos en la política nacional y europea sería clave para mejorar la situación de esta comunidad. Ha calculado que si el Parlamento Europeo reflejara la sociedad a la que representa, de los 785 eurodiputados -pese al dolor de estómago de muchos-, 16 deberían ser gitanos, puesto que esta comunidad constituye el 2% de la población total de la Unión Europea. En la actualidad hay sólo tres representantes gitanos en Bruselas.
Opinan los expertos que "es urgente trabajar a favor de los gitanos, pero con los gitanos mismos. Para alcanzar un mayor grado de participación en política hace falta primero sacar a los gitanos de los guetos donde viven y darles acceso a una buena educación, como la que recibe el resto de niños europeos".
El 2 de enero de 2001, otra disertante de Eslovaquia relató que empezó a sentir las contracciones del parto, y se le rompió el saco amniótico, lo que vino acompañado de una pérdida de sangre abundante. Una ambulancia la trasladó en una hora al Hospital Fehérgyarmat.
Al ser examinada por el médico se constató que el nonato había fallecido en el útero. El médico le dijo que había que realizar una cesárea inmediatamente para extraer el feto. Mientras la mujer estaba en la mesa de operaciones, se le pidió que firmara un formulario de consentimiento para la cesárea. La mujer firmó ese consentimiento, así como una nota que había sido escrita a mano por el médico y añadida al pie del formulario. Esa nota decía: "Habiendo sido informada de la muerte del embrión dentro de mi útero, solicito firmemente mi esterilización. No tengo intención de volver a dar a luz, ni deseo quedar embarazada".
Los registros hospitalarios muestran que dentro de los 17 minutos siguientes a la llegada de la ambulancia al hospital se realizó la cesárea, se extrajeron la placenta y el feto muerto y se ligaron las trompas de Falopio. Antes de irse del hospital, la mujer pidió al médico que le informara sobre su estado de salud y sobre cuándo podría intentar tener otro bebé. Sólo en ese momento se enteró del significado de la palabra "esterilización". Los registros médicos también indican las precarias condiciones de salud de la mujer a su llegada al centro hospitalario.
ANIMALES. La investigación se completó con la visita a 11 hospitales. A los activistas de derechos humanos, algunos médicos les decían que las gitanas eran animales, puro instinto para tener hijos. La discriminación es contundente, a las gitanas se las segrega en los hospitales; hay habitaciones sólo para ellas y no pueden compartir el baño ni el comedor con el resto.
En los baños a los que van las gitanas, nadie quiere entrar. Los servicios sanitarios manejan frente a ellas conceptos médicos desechados por la práctica internacional. Por ejemplo, asumen que una vez que se ha producido una cesárea, el resto de los partos debe hacerse con el mismo método; o mantienen la incisión vertical, cuando hace años que se recomienda la horizontal. Tras el segundo o el tercer parto, suelen decir que el siguiente embarazo será peligroso para la vida de la mujer o del niño.
Funcionarios del gobierno de Eslovaquia intentaron atemorizar a las víctimas para evitar que realicen las denuncias, una señal de apoyo a la continuidad de una barbarie de siete siglos. En una entrevista realizada por The New York Times, amenazaron: "Si los hechos resultaran verídicos, los demandaremos porque los autores del informe estuvieron al tanto de la comisión de un delito durante un año sin denunciarlo. Si probamos que no es verdad, se los acusará de difundir rumores y dañar la imagen de Eslovaquia".
* Jorge Nedich es escritor. Su última novela, El aliento negro de los romaníes, fue finalista del Premio Planeta de 2004 y esa editorial la publicó al año siguiente.
Berlusconi, a la cabeza de los ultras
En el contexto del acoso del que son víctimas hoy en día en Italia, las organizaciones defensoras de los derechos humanos no pierden la esperanza de que la Unión Europea y sus Estados miembros por fin adopten medidas concretas y suficientes para proteger a la minoría gitana en general. De lo contrario, Europa tendrá otra razón para avergonzarse.
El semanario católico La Famiglia Cristiana ha dado un alerta. En un editorial reciente señaló que Italia se acerca a un nuevo fascismo. Criticó la "increíble dureza" del gobierno de Silvio Berlusconi contra los gitanos que viven en Italia y la política que se lleva adelante contra los inmigrantes.
La publicación criticó también las leyes que favorecen sólo a Berlusconi, la política de medios y la participación del país en la guerra de Irak. Pero Benedicto XVI se apresuró a distanciarse de esas manifestaciones por medio de su vocero Federico Lombardi, quien optó por expresar que esa opinión no es la del Papa ni la de la conferencia de obispos italianos. A lo que el cura Antonio Sciortino, director de la publicación de Roma, respondió: "Nosotros nos inspiramos en el Evangelio". Siempre hay hermosas excepciones en la historia.
El gobierno de Berlusconi ha tomado las huellas dactilares a los niños gitanos y les exige la acreditación de un domicilio fijo -sin ignorar que se trata de una población nómada- para poder ingresar en las escuelas.
110 casos sólo en Eslovaquia
El Center for Reproductive Rights (CRR), con sede en Nueva York, trabaja en unos 44 países y su fin es la defensa de la igualdad de la mujer a través del acceso a los servicios básicos de salud, lo que incluye la anticoncepción, el aborto seguro y legal, la educación y los cuidados durante el embarazo.
Un grupo de abogados de derechos humanos y médicos de la organización visitaron 40 asentamientos gitanos del este de Eslovaquia, donde se concentra la mayoría de la población de esta etnia, y hallaron 110 casos de mujeres esterilizadas sin su consentimiento, o engañadas para que lo hicieran. Entre ellas hay menores, y en 50 casos puntuales, nunca se les comunicó que se les había ligado las trompas.
 
 

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